El amargo aniversario del Teatro Cervantes

El Covid-19 ha empañado la celebración del siglo y medio del teatro que asume que su reapertura no llegará hasta verano u otoño y con aforo reducido. Pero con una máxima: el programa no se cancela, solo se aplaza.



Son tiempos de 'resistiré'. Una canción que sonaba en el escenario del Teatro Cervantes hace apenas unos meses cuando el Dúo Dinámico enarboló su himno que en este tiempo de pandemia se ha convertido en un grito colectivo contra el Covid-19. Un estribillo que anima con solo escucharlo y que también define la actitud del coliseo municipal ante una crisis que se ha llevado por delante buena parte de la programación del año enfocada a la celebración de su siglo y medio de vida. Y aunque la evolución de la crisis de salud se está alargando más de lo que se pensó en un primer momento, el amargo trago de las suspensiones de espectáculos, conciertos y obras se combate desde el Cervantes en clave de 'resistiré': el programa no se cancela, sino que se aplaza.
«Nos ha tocado cumplir los 150 años en tiempos muy difíciles y es obvio que nos va a mermar la brillantez de los resultados, pero seguimos trabajando desde el primer día del confinamiento para poder disfrutar de los espectáculos previstos cuando se recupere la normalidad lo que reste del año», explica el director del Teatro Cervantes, Juan Antonio Vigar, que tras el decreto de alarma y el cierre preventivo de teatros trasladó su despacho a casa, desde donde mantiene contacto diario con su equipo para «preservar todos los compromisos» con compañías, bandas, orquestas y artistas.
Vigar deja claro que el cierre de los teatros y auditorios ha dejado al sector de las artes escénicas en una situación de parálisis que, cuanto más dure la vuelta a la actividad, evoluciona hacia una coyuntura aún más crítica para buena parte de esta industria cultural, que en su condición de artistas y creadores son también mayoritariamente autónomos. Por ello, asegura que «de esto no podemos salir cada uno por nuestro lado, sino todos juntos por lo que estamos tratando de reubicar los contratos en el calendario para mantener el empleo, ya que el sector va a necesitar una reactivación económica muy fuerte».
No obstante, el director-gerente del Teatro Cervantes lamenta la «incertidumbre» que se vive en este momento ante la desescalada, lo que dificulta trabajar precisamente en el aplazamiento de espectáculos. Algunas de las suspensiones del Cervantes de marzo y abril se habían pospuesto a junio, pero cada vez es más evidente que esa fecha no parece viable para los espectáculos públicos. «En este momento, el cierre está decretado hasta el 16 de mayo, pero estamos trabajando en un escenario de futuro de algunas semanas más», admite Vigar que reclama la «necesidad de alguna certeza que nos ayude» con la reprogramación.
«Suspender el Festival de Málaga no fue una decisión fácil, pero el paso de los días nos fue dando la razón», recuerda Juan Antonio Vigar
El Teatro Cervantes pide al Ministerio de Cultura un plazo aproximado que permita al teatro trabajar con una fecha para la reapertura
De esta forma, la asociación de teatros, festivales y temporadas Ópera XXI, a la que pertenece el Cervantes, ha solicitado al Ministerio de Cultura y al Inaem una fecha aproximada de «hasta cuando estaremos cerrados, que nos sirva al menos de indicador para gestionar las contrataciones». Precisamente ayer, los representantes de las artes escénicas se reunieron telemáticamente con los ministros de Cultura y Hacienda, que se comprometieron a aprobar las medidas para el sector el próximo 28 de abril. Pese a la falta de certezas, Juan Antonio Vigar revela que el equipo de producción del teatro, que también incluye al Echegaray, trabaja con dos escenarios probables para levantar el telón. Uno más optimista y otro, a más largo plazo.
«Nuestros planteamientos son empezar en otoño que es una opción, pero también podría ser verano por las circunstancias climatológicas, pero como digo dependerá de la planificación de la desescalada», admite Juan Antonio Vigar, que se refiere a algunas producciones vinculadas directamente al aniversario, como 'El flamenco del siglo XIX' y el concierto de Vanesa Martín que se están intentado trasladar al último semestre del año. Por su parte, otras producciones propias, como la ópera 'La casa de Bernarda Alba' se ha trasladado a la temporada que viene, mientras que la gala de entrega de los premios MAX, fijada para finales de junio, se está planteando una posible reubicación junto con los organizadores, la SGAE.

Garantía para el público

Lo mismo se puede decir del Festival de Málaga Cine en Español, que fue de hecho el primer gran evento en nuestro país que anunciaba su suspensión, cuatro días antes de que se decretara el estado de alarma. «No fue una decisión fácil en aquel momento, pero primó el criterio de responsabilidad ya que traíamos a muchos invitados de fuera, especialmente de Madrid. Después se suspendieron las fallas y el paso de los días nos fue dando la razón», recuerda Vigar, que también busca una nueva fecha para este certamen que está igualmente retrasado en lugar de cancelado.
La cuarentena también está siendo aprovechada por el Teatro Cervantes para ejecutar unas obras de mejoras que tenía programadas para verano y que el pasado jueves fueron adjudicadas por la Gerencia de Urbanismo. Una remodelación que asciende a 373.000 euros y que permitirá renovar los aseos para el público –su última remodelación fue a finales de los 80–, eliminar escalones en un lateral del escenario y remozar los camerinos para los artistas. «Trataremos de que empiecen coincidiendo con este parón en lugar de verano como estaban fijadas», expone Vigar, que asegura que una de las prioridades de la vuelta será la seguridad del público y los trabajadores.
Para ello, el teatro municipal trabaja ya en una serie de medidas, que comenzarán por limitar el aforo del teatro a un tercio, que fue una medida que se impuso ya antes del cierre de teatros y cines. Además, se desinfectará a diario las instalaciones, se facilitarán mascarillas y geles hidroalcohólicos, se implantarán máquinas de ozono y el control de la temperatura corporal de los asistentes. «La cultura está sosteniendo a la sociedad española en este momento de confinamiento y la cultura necesitará de esa sociedad cuando salgamos de casa para tener viabilidad y futuro, pero para ello tenemos que demostrar que los teatros son espacios amables y seguros», concluye Vigar.

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